El futuro no tiene pantallas

Mar 22, 2019
Imagen destacada

Hay un tema que siempre me ha apasionado, y es acerca de cómo reaccionamos e interactuamos con las interfaces, y lo veo de esta manera, y lo trato de explicar con un ejemplo que para los nacidos en los 90s quizá no experimentaron. 

Todo empieza cuando pasamos del teléfono de disco, el típico teléfono que estaba en la sala de nuestras casas a los teléfonos inalámbricos y después a teléfonos celulares; y esto continua porque luego el simple concepto de teléfono evolucionó a dispositivos con pequeñas pantallas monocromáticas con un puñado de funciones que hoy reconocemos como esenciales, pero en aquel entonces nos permitía olvidarnos de aquella agenda abultada de contactos, que iba perdiendo vigencia según nuestros amigos se iban mudando... o el hecho de tener una calculadora básica en ella, esto era algo que nos hacía ver a estos dispositivos como verdaderas navajas suizas. 

Luego las pantallas crecieron y sus sistemas operativos se volvieron más complejos, más funcionalidades que han promovido el declive de la televisión, ahora cuentan mecanismos de conexión social, mensajerías avanzadas y aplicaciones para casi todo. 

Hoy por hoy, estos dispositivos más que inteligentes, son multifuncionales y poseen características de productividad, entretenimiento, hay aplicaciones con inteligencia artificial que nos ayudan con elementos tan simples como el hecho de recomendarnos que contenido consumir o incluso nos recomiendan como crearlos. Y es aquí el punto de todo, en un momento vamos a tener no dos grupos de funcionalidades base sino que tres: uno para la creación del contenido, otro para consumir el contenido de terceros y finalmente un grupo intermedio, que no consistiría ni en consumir ni en producir, y tratará de ser parte de los dos grupos, uniéndolos, como tono un gris. Es decir, una funcionalidad que podamos utilizar sin necesidad de contar con una pantalla, parecido a lo que vimos en HER, pero sin tener que llegar de enamorarnos de Windows o Android… Una que nos apoye a la toma de decisiones sin tener que tomarnos esa tarea como nuestra, funcionaría en cosas tan simples como programar nuestra alarma dependiendo de nuestro calendario.

Hoy vivimos en un mundo de autogestión, pero con AI y un ML alimentándole nuestras preferencias, permitiéndoles que nos conozcan mejor, desarrollaremos un nuevo tipo de conciencia que nos aconsejará por donde ir y llegar más rápido, que comer y no abusar de las calorías, donde encontrar mejores ofertas, tanto así que decidirá y nos conducirá por esas rutas, pedirá comida saludable para nosotros, comprará por nosotros… viviremos en una época donde la autogestión terminará y nos veremos en una nueva revolución, viviremos en la era de delegación, donde los agregadores serán gestionados por una interfaz que podrá predecir mi necesidad de pedir un Uber, donde si sufro un infarto alertará a una ambulancia para que me den atención médica, donde me recordará y enviará mensajes de felicitación de cumpleaños a mis familiares cuando yo no lo recuerde, honestamente estoy convencido que vamos a eso. 

El futuro ganador no será blockchain ni sus conceptos de descentralización, al contrario, para lograr esto el futuro debe ser uno donde los servicios sean menos lite y mas controlados que la oferta que se hace con blockchain, y no digo que la tecnología sea mala, es el hecho de ubicarla en criptomonedas y el afán de unos cuantos en hacerse ricos apostándole a que llegaron primero y creen que es una lotería donde solo unos cuantos pueden ganar. El futuro ganador serán esos servicios que accederemos en dispositivos integrados como airpods, amazon echo, google assistant o cualquier otro que empiezan a llenar el mercado y todo mundo los ve como juguetes bonitos, aunque si no han logrando convertirse todavía en nuestra conciencia seguirán siendo plástico caro.

El futuro de la tecnología en su interfaz, gestión, servicios y en general, será todo lo que una persona buscará para tratar humanizar sus experiencias, serán tecnologías con menos pantallas y más centradas en fusionarse directamente con el usuario. 

Y no es que acabo de ver la película y estoy impactado con ella, no, se trata de entender que la universalidad de la tecnología y su acceso debe ser orientada a la centralización del hombre junto a la máquina no frente a ella.

 

Sin comentarios
×

Deja un comentario